Acercandome a las Seychelles

Por qué todos saben de fútbol… mejor hablemos de otra cosa… A punto de comenzar una nueva aventura Real-ocio-laboral en latitudes de máxima incertidumbre, alejadas de la zona de confort, preparando la mochila, tratando de hacer hueco a cosas tan necesarias como el sentido común, la camiseta del Athletic y unas cuentas sinceras sonrisas, me estoy acordando de las bonitos ratos que pase en la colorida India con mi amigo Budhu Sandhu .

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El peculiar Budhu se convirtió en mi traductor de punyabi en mi época de, Spanish Coach que circulaba en bicicleta por los campos del Punjab. Budhu hablaba spanglish, su historia es como dirían los tópicos, de película, pero lo más importante que me dio Budhu fue, un par de ostias de realidad, un corazón abierto siempre dispuesto a ofrecer y muchas charlas de solucionar el mundo a veces acompañadas de ese wiski con agua que no había persona humana que lo pasara sin un buen “cagon su puta madre que malo esta esto” que se podía traducir en mímica fácilmente a varios idiomas.

Budhu se subió por primera vez a un avión a los 18 años, desde la mágica Delhi, aterrizo en la imperial Moscu, para surcar desde allí el Océano hasta la morena Habana, y acabar pisando el aeropuerto de la siempre sabrosa Lima. Desde la tierra de los Incas, comenzó una sublime historia que le llevo a atravesar todo el continente durante 12 meses, para lograr su sueño americano de convertirse en alguien respetado en la tierra del Tío Sam. Un año en el que un ratito en el coche de San Fernando otro ratito sacándose unos cuartos,  haciendo vete tú a saber que… le dio para aprender la lengua de Cervantes, con un acento entre peli de bollybood y telenovela colombiana que te meabas de risa.

Una vez asentado en Estados Unidos, Budhu, limpio muchos baños, fue camionero, atendió una gasolinera, se enamoró, se casó con su negra, fue papa, piso la carcel, enchironado dejo de ser vegetariano por exceso de operación bikini, se mudó a Canadá, se volvió a enamorar, fue expulsado del país por sin papeles, una vez deportado a la India, el peso de la ley cayo sobre el con una pena de 10 años sin pasaporte, 10 años de reconstrucción espiritual  … vamos que se lo curro durante la etapa más florida de su vida.

Mi pregunta al principio con él, siempre era la misma, ¿Qué cojones buscabas?, con lo bien que estas aquí en tu pueblito, con tu ganado, tus amigotes, tus tardes de gloria repanchingado en esas hamacas de estera totalmente ergonómicas y tu equipo de Kabbadi, deporte del cual es, uno de los entrenadores más respetados de la YFC Rurka Kalan Academy.

¿Porque emigra la gente? ¿Que buscamos? ¿De qué huimos? Budhu siempre me contaba que no había acabado el colegio, que empezó a trabajar con 14 años, que su cabeza le pedía marcha, que el mundo le ha dado inglés, español, hindi, punyabi y que casi no tiene idea de escribirlos. Que su descomunal India se le quedaba pequeña, que había oído historias de amor, de paseos por muelles con faros metiendo mano a alguna fresca que se dejara ese día, de hijos estudiando en universidades, de rancheras con ruedas tamaño catedral… Budhu quería mejorar, crecer, respirar, sonreír, ponerse al máximo y ponerse al mínimo.

Budhu me dijo que siempre estará agradecido por lo que hice por su pueblo. Nuestras conversaciones nos habían teletrasportado a Vancouver, a Los Ángeles, a San Mames, a la Ramblas, a Tegucigalpa a Piura y a Lima. Me enseñó a valorar lo cercano y lo lejano, a querer sumar, a querer conocer… en tu casa, en tu barrio o más allá de sierra morena donde vienen bajando un par de ojitos negros, cielito lindo, de contrabando.

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Ahí Voy Africa!!! Te tengo muchas ganas de hincar el diente, mi amigo Jon Pascua, el que vive en el límite del cielo, me ha hablado muy bien de ti, sus aventuras me hacen pensar en romper muros. Empiezo por la ciudad de los mil minaretes, pero tranquilos, que llevo las velas con ganas de barlovento, ya me iré acercando a las Seychelles.

Gracias a todos por este bonito año en mi Arenas Club, un placer, aunque tú no me veas yo si estaré muy cerca de ti. Me lo he pasado muy bien con vosotros “Flipaos”.

Envidiosos y tristes del mundo, quedaros coordinando, no perdáis el candado de la silla, no vaya ser que os la muevan…

Sonrían Mucho!!!

Xabier Martin Nebreda.

“Si eres valiente para decir adiós, la vida te recompensara con un nuevo hola” (Paulo Coelho)

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